lunes, 13 de julio de 2009

A tí que eres tú para decirte lo que te dije cuando no eras tú

Buenas niña:
El otro día, mientras vagaba por recuerdos y calles, con la misma desidia en ambos casos, te encontré a la vuelta de una esquina y en uno de los pliegues de mi mente. Pero no eras tú. Era solo una sombra, una chica que quise ver parecida a tu recuerdo. Y le dije hola. Y me miró con la mirada ajena del que no conoce ni entiende; o del que no quiere entender... Y le dije lo siento, me he confundido. Y se fue. Pero yo seguí hablándole -hablándote- aunque se había ido, y le dije -te dije- tantas cosas que cuando terminé pude marcharme y vagar solamente por las calles. Y vagar con las palabras dichas sonando en mis bolsillos, pero sin buscar respuestas. Sin buscar paz. Sin olvido. Sin daño. Solo vagar búscandote aún sabiendo que no puedo encontrarte. Y que aunque un día te encontrase. Aunque un día la sombra a la que hablo, la mujer que recibió mi hola, seas tú... Ni siquiera entonces podré hablarte quizás vague en las palabras y te diga mentiras de poeta. Y cuando te marches -sólo entonces- te diré las cosas que te dije cuando no eras tú. Solamente entonces me mostraré débil: te diré que todavía te necesito, algunas ocasiones. Te diré que conocerte me ha cambiado, aunque ya no estés cuando paseo y vago por las calles, lo recuerdos...

Alejandro

miércoles, 27 de mayo de 2009

A un fantasma del pasado

Buenas:
Seré breve. Son solo unas palabras para compensar el mal trato que te he dado en estos días, después de las molestias que te has tomado para hacer un viaje desde el olvido. Has venido y no he sabido estar. Lo siento mucho. Sé que esperabas atormentarme como en los viejos tiempos. Sé que querías retomar la relación en el mismo punto donde la dejamos hace ya unos años. Y yo, sin embargo, he estado frío, distante, casi sin darme cuenta de que habías llegado del olvido. Hubo momento en que verte así tan diferente, tan pequeño, tan distinto del monstruo colosal e indestructible que yo recordaba, incluso me resultaba triste. Triste por pensar el tiempo que te di, soñando que eras un coloso. Ahora sólo eres un recuerdo borroso, una lección que aprendí. Solo eso. Lo siento pero no tengo más que darte e incluso creo que estas letras son más de lo que mereces.
Mil besos
Espero otra visita dentro de un tiempo aunque haya estado frío.
Porque al final esas visitas te recuerdan pasos que no has de dar.

miércoles, 15 de abril de 2009

De una sonrisa a otra

Avísame si sales a la calle. Si decides que solo con existir es suficiente para salir gritando por los parques. Y por las avenidas. Si esta mañana eres el emblema y bandera de su rostro... De su rostro. En esos días que eres inquebrantable. Cuando nada ni grave, ni malo, ni atroz consiga hacerte creer que los males son infinitos. Y sigas en la cara. Avísame. Avísame que quiero salir en esta cara sin motivo y chillar al mundo por las avenidas. Y los parques. Avísame si sales y ves que estoy durmiendo.

Avísame los días tan oscuros que parecen noches infinitas. Los días que se cierran las persianas y en lugar de existir eres sólo el frío sostén de un cigarrillo. Avísame si estás perdida en humo, que tras la niebla yo sabré encontrarte, aunque sea con tretas y con mapas ajados que una vez sirvieron. Iré aunque sea dando golpes de ciego o entre el laberinto de la tristeza armado sólo con el ovillo de lana de mis tres recuerdos. Avísame o no porque aunque no lo hagas yo estaré mirando los labios, las mejillas esperando paciente a que regreses.

Avísame si llegas de improviso y te vas y regresas y te vuelves a marchar con la promesa de un regreso temprano.

Avísame cuando eres la mueca dulce de quien duerme y sueña que trataré de colarme por tus sueños y ganarme un trocito, un parcela, donde instalar mi reino... Que no defenderé.

Avísame cuando te creas muerta que iré a desmoronarte las certezas.

Avísame siempre que yo te ando buscando y esperando. Que yo estoy porque vives.

Me despido muriendo para convertirme en beso.

frd. tu sonrisa admiradora.

lunes, 16 de marzo de 2009

A la manchega

[...]habrá también que saber soñar
sobre una almohada de piedra.
La Renga

Buenas jefa:
Creo que ya te he contado alguna vez, que cuando camino solo por la calle voy cantando, mientras pienso en todo y nada. La tarde del día en que te fuiste me encontré cantando la canción que escribo al principio del mail. Llevaba cerca de un año sin escucharlos y de repente lo cantaba. Por supuesto esta canción (además de que tiene una letra genial en general) tiene esa frase en particular que me gusta mucho. El año pasado, cuando todo era bastante complicado, me la escribí en un papel y la tenía en el cuarto y, será una estupidez pero creo que me ayudó. Para mí era como decir, da igual todo... Sigue soñando, sigue luchando... La suerte al final es una anécdota, por definición incontrolable. A veces las cosas van bien, a veces no. Suele tener relación con nuestros actos pero no totalmente. Por eso, da igual qué pase y cómo sea lo que te rodea: sueña; lucha.
Ya sabes que siempre dije que tus sueños cambiarían el mundo. No dejes de soñarlos, aunque ahora parezcan más sueños que proyectos. Sigue soñando porque llegará el dia que se hagan de carne.
Por si acaso espero que no olvides que si olvidas tus sueños tienes un rinconcillo donde los tengo guardados. Y que cuando lo requieras desempolvaré los bocetos de esos sueños para recordártelos.
Por mi parte solo decir que estar contigo ha sido lo mejor, que me ha encantado verte genial, pegarte y que me pegues, meterme contigo, hacerte llorar, poder abrazarte de nuevo y verte sonreir.
Mil gracias por todos los regalos que me has traido en este viaje.
Un beso por cada una de las gracias que te doy
Se feliz


Alejandro

Te quiero


P.S. Creo que voy a colgar este mail en mi blog. si te molesta házemlo saber.

martes, 3 de marzo de 2009

A la musa de van Gogh

Querida Rachel:
Ya no sé qué decirte para creas lo que digo. Ya no sé qué palabras usar para poder pasar la barrera que has puesto. Has creado un sistema perfecto en su lógica si crees en las falsedades de la base. Eso, sinceramente, es difícil para la mayoría de nosotros; pero para ti, sin embargo, esas falsedades ya son dogmas. Tienes fe ciega en no ser suficiente para Vincent. Lo ves como un ser magnífico y solo justificas estar a su lado por la suerte. No sirvieron para convencerte sus palabras; las mías; las de muchos; no sirvieron sus regalos; sus cuadros dedicados para ti… Ahora se ha cortado su oreja para dejar de escuchar a su musa decir que no es suficiente, que solo la suerte explica esa pareja.
Te lo diré una vez más. Te lo diré por qué eres lo suficientemente especial como para repetir una vez más que eres especial. Eres increíble no por lo que tienes, no por tu belleza, no por tu inteligencia o por tu sentido del humor… Lo más fabuloso de ti es lo que das: que luchas con todo cuanto tienes para hacer feliz a la otra persona. Así que, por favor, deja de creer en la suerte y entiende, al fin, que si estáis juntos es porque eres tan especial como lo ves a él.
Mil besos
Álex.

lunes, 16 de febrero de 2009

A mis croquetillas

Buenas croquetillas:
Sé que os acabáis de ir y que no podéis volver pero es importante que lo hagáis porque os habéis dejado un montón de cosas: Hay imágenes vuestras en cada cuarto, sonidos de risas que aparecen de forma aleatoria en los cuartos vacíos, olor a tabaco y confesiones, historias escondidas en las grietas, abrazos que se cayeron entre los cojines del sofá y que algunas veces se pegan invisibles a mi cuerpo… No puedo sentarme en el salón sin hablaros, cocinar sin pensar en hacer vuestra ración, encender el termo y no avisar, entrar a vuestros cuartos sin tumbarme en vuestras camas a venderos cuentos pagados con abrazos… Y todo por culpa de lo que os habéis dejado, de siga vuestra esencia en esta casa, de que sigan los ecos de las risas sonando en mi recuerdo… Simplemente por culpa, de que os habéis ido pero seguís aquí; en mí; en estás paredes…
Así que, por favor, venid aquí… Volved a recoger esos olvidos… Que sigo sin saber cómo llorar y reír con un solo recuerdo…
Y de vosotras hay mil…

Os quiero

Alejandro

lunes, 26 de enero de 2009

Espero respuesta algún siglo

Buenos días, o noches; buenas tardes mejor, pues me ha parecido ver un rayo anaranjado colarse por mi ventana:
Antes de comenzar –si es que llego a hacerlo- he de pedirte disculpas por la tardanza de esta carta –si es que ha llegado tarde-. Verás hace unas semanas sufrí un catarro espantoso, de los de quedarse en cama día y noche sudando la fiebre y las horas. Fue tan grave que llegue a sudar durante días, perdiendo con cada escalofrío minutos y hasta horas. El caso fue que al cabo de unos siglos ya me recuperé pero tuve la buena desgracia de contagiar con mi virus al triste calendario. Así que, sin remedio, fue escupiendo días, tosiendo rápidamente una semana o tardando lustros en terminar un día. Por ello, desde entonces, no sé en que día vivo y me voy a trabajar en los domingos, y mi odio puede caer en cualquier día; no solo sobre el lunes. Por ello es que no sé muy bien si esta carta llegará a tiempo, demasiado pronto para que siquiera hayas nacido o, tal vez por el contrario, te llegue con tres vidas de retraso… Si bien no me siento demasiado mal pues, pese a todo la he escrito.
Un segundo y más cruel aspecto, es saber qué es lo que debería decirte. Entiende mi dilema: puedes estar naciendo, o quizás sea un día como otro, puedes estar sentado en frente de tu mesa mirando la pared con rebeldía… No sé escribir nada que pueda servirte para todo…
Sin embargo he podido deshacer todas mis dudas y al final optar por algo simple: he decidido que, sea cuando sea, te vendrá bien el virus que he tenido. Así pues he tosido encima de estas letras para que puedas llevar al calendario una parte del virus… Y así perder los días, incluso las semanas… Y vivir cada día como un jueves. O un martes.
Si pese a todo este contagio extraño no te hace más feliz, he decirte que hace mucho o poco he descubierto que el virus se contagia a los relojes. Solo debes frotarles esta carta… Y así ni si quiera tendrás claro la hora en la que vives -no te quites el reloj si es elegante; pero tampoco podrás hacerle caso-.
Con ello me despido, pues tengo mucha hambre y he de salir afuera para saber si tengo que hacerme el desayuno, la cena, la merienda o quizás sea solo un tentempié de media noche.

Bueno días, buenas tardes, buenas noches.
Alejandro.