lunes, 13 de julio de 2009

A tí que eres tú para decirte lo que te dije cuando no eras tú

Buenas niña:
El otro día, mientras vagaba por recuerdos y calles, con la misma desidia en ambos casos, te encontré a la vuelta de una esquina y en uno de los pliegues de mi mente. Pero no eras tú. Era solo una sombra, una chica que quise ver parecida a tu recuerdo. Y le dije hola. Y me miró con la mirada ajena del que no conoce ni entiende; o del que no quiere entender... Y le dije lo siento, me he confundido. Y se fue. Pero yo seguí hablándole -hablándote- aunque se había ido, y le dije -te dije- tantas cosas que cuando terminé pude marcharme y vagar solamente por las calles. Y vagar con las palabras dichas sonando en mis bolsillos, pero sin buscar respuestas. Sin buscar paz. Sin olvido. Sin daño. Solo vagar búscandote aún sabiendo que no puedo encontrarte. Y que aunque un día te encontrase. Aunque un día la sombra a la que hablo, la mujer que recibió mi hola, seas tú... Ni siquiera entonces podré hablarte quizás vague en las palabras y te diga mentiras de poeta. Y cuando te marches -sólo entonces- te diré las cosas que te dije cuando no eras tú. Solamente entonces me mostraré débil: te diré que todavía te necesito, algunas ocasiones. Te diré que conocerte me ha cambiado, aunque ya no estés cuando paseo y vago por las calles, lo recuerdos...

Alejandro