miércoles, 12 de noviembre de 2008

A Xavi

Buenas:
Esta carta pese a estar prometida hace ya tanto, no ha llegado hasta que he necesitado escribirte. Sinceridad lo primero. Es una de las reglas del póquer: ser sinceros en las primeras manos para que el primer farol entre más fácil. Al menos eso creí escuchar una vez.
La verdad es que el póker nunca me ha gustado demasiado. Nunca he jugado por dinero: pasé de guisantes tostados a pagar con prendas directamente.
Eso tiene una ventaja que tú, experto en envides, quizás no conozcas. Cuando era pequeño, jugando por guisantes, en la primera mano no me tocó ni una simple pareja. La verdad es que no dominaba nada bien la valía de cada jugada; eso no era impedimento para saber que nada valía menos que cualquier jugada. Con que uno solo de los otros cinco jugadores (mis primos) tuviera una pareja me habría ganado. Sonreí. Me dispuse a apostarlo todo. No lo hice de golpe sino ronda a ronda. Subiendo en todas. Uno o dos garbanzos. Como si todo estuviese medido. Como si sopesase las posibles jugadas de los oponentes que, a cada subida de la apuesta, se iban retirando. Tranquilo, seguí subiendo. Mi planteamiento era hundir a la banca. Si ganaba en una primera ronda, sin tener nada ganaría un gran número de garbanzos. Si perdía pensaba perderlo todo. Todo. Todos los garbanzos. Entonces mis primos tendrían dos opciones comenzar de nuevo repartiendo de nuevo, con lo que me quedaría como al principio, o seguir jugando sin mí y con un jugador con más del doble de garbanzos que el resto. Estaba claro que esto no sería lo que pasaría. Seguí jugando. Lo aposté todo. Perdí. Mi primo subía por una buena jugada.
Me sentí genial. Me dieron de nuevo los garbanzos iniciales diciéndome que no podía apostar todo que tenía que jugar mejor y cosas del estilo. Mi farol había sido tan bueno que ninguno de ellos pensó que esa era mi jugada, incluso la previsión del nuevo reparto de garbanzos. Todos creyeron que no había entendido el juego por ser el menor. Nadie se dio cuenta de mi farol real. Fue un gran momento.
Llegados a este punto quizás te preguntes a que viene todo esto. Simple: Ser sincero al principio es una buena estrategia…
En realidad solo quería pedirte que me dieses buenos consejos de póker ahora que he cambiado los guisantes por prendas de ropa…

Alex

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